Hace tan solo treinta días que comenzó mi andadura como voluntario en el grupo de Tramat de Vida- Gent Gran de Càritas de Sant Andreu de Palomar. Tengo que decir que tanto el equipo de Animadoras como sus “chicas“ me han acogido de forma muy cariñosa.
La vida ha querido darme el premio nada más empezar, de asistir al evento de la “Festa de la Primavera”.
Han sido horas llenas de emociones. Primero los ensayos los lunes y ver las caras de ilusión, como de quien apura sus últimos trozos del pastel. Estas “chicas” del Tramat son pura emoción.
Después al llegar con el autocar y que estuvieran todos aquellos adolescentes esperando a las personas mayores, con aquella energía de admiración, respeto y cariño, se me pusieron los pelos de punta. Y quien me conoce, sabe que no es fácil.
Entrar en las cocheras de Sants y ver todo el trabajo que se habían tomado los cientos de voluntarios fue electrizante. Se había creado una energía de amor y generosidad difícil de explicar con palabras
La dadivosidad de estos adolescentes acompañando a los aseos a las abuelitas y esperándolas para que volvieran a su sitio sin perderse. La generosidad de servir los platos a cada uno de nosotros y de estar bailando con nuestros mayores, a mí me dejó con la boca abierta.
Para mí, el acto de mayor generosidad es que alguien nos regale su “TIEMPO”, porqué es lo más preciado que tienen. Es tiempo que nos regalaron, no les regresará nunca. Por eso es tan preciado.
Creo que es justo darle las gracias a la vida y a quienes hicieron que esto fuera posible como Gemma y Elena, del equipo de profesionales de Cáritas Diocesana, y todo el resto de personas que ayudaron.
Luis Omaña