Un año más el calendario litúrgico nos ha llevado a celebrar el Triduo Pasqual, pero no como tradición o costumbre, sino para recordarnos cuál es el centro de nuestra fe, el Misterio Pasqual, el Dios encarnado que ha sufrido y muerto en cruz por amor a nosotros, a la humanidad entera pero también a cada uno de nosotros particularmente, y ¡ha resucitado! ¡Está vivo!
A la parroquia hemos tenido el gozo de vivir todas las celebraciones, que, con voluntad de servicio, ha preparado el equipo de liturgia, con la atención a la ambientación y los signos que cuida tanto Mn. Toni, con la dedicación de los músicos y animadores de cantos que han ayudado a hacer las celebraciones todavía más participativas y vividas.
Veníamos de una Cuaresma que nos invitaba a pararnos, rezar y amar. Domingo de Ramos celebramos festivamente la entrada de Jesús en Jerusalén, aclamado como rey.
Y reconocimos, en la celebración de la reconciliación, aquello de lo que hemos ido tomando conciencia durante la Cuaresma, desde el Miércoles de Ceniza, a menudo nos equivocamos, fallamos, no hacemos lo que tendríamos que hacer. En el examen de conciencia fuimos repasando nuestros pecados de pensamiento, de palabra, de obra y de omisión y a continuación recibimos la absolución individual, pero también pudimos vivir comunitariamente el gozo de la reconciliación.
Jueves Santo vivimos la celebración de la Santa Cena, con el lavatorio de pies, nos paramos para sentarnos a la mesa con Jesús. Como conmemoración de la última cena de Jesús con sus discípulos y como institución de la Eucaristía que celebramos cada semana.
Viernes, recordamos el camino de la cruz, el Vía Crucis, que además de ayudarnos a imaginar como se tenía que sentir Jesús en aquellos momentos, en la injusticia de la situación, nos ayuda también a tener presentes todas las personas que viven sus propias cruces e injusticias y a rezar por ellas. Y al atardecer, la celebración de la Muerte de Jesús, con la solemnidad que requiere el momento, rezando al pie de la Cruz.
Y sábado y domingo, ¡celebrando la resurrección! Un final, que ya sabíamos, pero que nunca acabamos de vivirlo lo suficiente. Una alegría que los cristianos tendríamos que vivir todo el año, y que a veces, nos olvidamos, pero que cada Vigilia Pasqual recordamos y celebramos y nos felicitamos con la comunidad. La Luz del nuevo Cirio Pasqual, el agua bendita, las lecturas que dan sentido a lo que vivió Jesús, los cantos de fiesta, todo nos ayuda a descubrir y vivir el Amor de Dios, dejarnos amar por Él y ser capaces de amar los demás.
Y para que no se nos olvide y no quede atrás, tenemos todo el tiempo pascual, para irlo interiorizando y os dejamos también más fotos en la “Galería de imágenes” del menú principal de la web.
Equipo coordinador del Consejo Parroquial