El sábado 6 de abril tuvo lugar en el arciprestazgo de Sant Andreu un retiro de Pascua conducido por la doctora en Teología Claustre Solé, que ya durante la cuaresma nos había acompañado en la profundización de las Escrituras. Nos encontramos en la escuela de las Dominicas de la calle Ramon Batlle e iniciamos la reflexión con una breve plegaria introductoria donde se leyó el Evangelio del día que hacía referencia a cómo les costó creer en su resurrección a los del entorno de Jesús, quienes después de su muerte se escondieron porque tenían miedo.
Y Claustre lo aprovechó para empezarnos a hablar de la Pascua y cómo la tenemos que vivir y entender, cosa complicada, que huye de todo razonamiento humano.
Cuando Jesús resucitado iba encontrando a los que lo habían seguido, como en Emaús, les decía: "No tengáis miedo" ¿Sabéis cuántas veces se repite esta frase a las escrituras? 365 veces, una por cada día del año. ¡Tengámosla presente!
Vivir la Pascua no quiere decir hacer grandes cosas, no quiere decir hacer grandes discursos, quiere decir SER, representar en cada pequeño gesto cotidiano de nuestras vidas la Buena Nueva, en esencia el amor de Dios por encima de todo.
Jesús amaba la vida, le gustaba estar con los más desfavorecidos, celebrar las fiestas, el vino... y la vivió intensamente, pero para mostrarnos su amor tuvo que morir para disfrutar de la vida eterna.
Toda vida comporta una muerte. Por ello, tenemos que dejar morir aquello que nos aleja del verdadero mensaje de Dios para ser testigos de vida.
Claustre nos ofreció un montón de puntos para la reflexión que pudimos interiorizar en unos momentos de trabajo libre individual en silencio.
Después de una rica puesta en común, compartimos la Eucaristía agradeciendo el regalo que nos hizo de este momento de parada comunitaria.
En la salida unos cuantos de los asistentes comentábamos: “Esto tenemos que hacerlo más a menudo”
Carolina Clapés
