Oscuridad y silencio. Así es como se presentaba la parroquia el pasado domingo 12 de marzo por la tarde, a punto de empezar una plegaria de estilo Taizé. Una iniciativa que ha sido posible gracias a la organización conjunta entre el grupo de jóvenes de la Garriga y de nuestra iglesia.
Al entrar, el ruido de la calle se iba empequeñeciendo y quedando lejano. Y la luz de las velas te guiaba y te acercaba hacia el altar. Te sentías próxima a Él y acompañada por el resto de la comunidad allá reunida, una multitud de cristianos con pasión por rezar. El ambiente iba creciendo con cada canto, plegaria, lectura... Te sentías envuelta y segura, ideal para la introspección y el encuentro con Dios. Las canciones, acompañadas por un conjunto de instrumentos musicales, enriquecían a la vez que embellecían esta plegaria permitiendo profundizar más en la experiencia de orar en comunidad.
Laia Martí
