Tres años después hemos podido despedirte como te merecías, o más bien, como necesitábamos despedirte. Ahora hemos podido cerrar un ciclo. Con el acto del domingo 15 de enero en Sant Pacià pudimos reencontrar a amigos y a personas que no conocíamos, pero todos teníamos una cosa en común: te apreciábamos. Todos habíamos compartido contigo momentos, tareas, proyectos.
Marchaste de repente, por sorpresa, dejando trabajos a medias, cosas sin acabar, fue muy inesperadamente. Pero tu manera de hacer ha quedado impregnada en la comunidad parroquial de San Andreu. Recordamos tus palabras, tus preocupaciones. Cómo insistías en el hecho de que nos teníamos que cuidar los unos a los otros, la importancia de compartir y convivir, creando espacios para facilitar las relaciones. Cómo confiabas en las personas y sabías sacar lo mejor de nosotros mismos y, a la vez, insistías en que se tenía que trabajar. Cómo nos decías que en la catequesis podíamos improvisar, pero para que saliera bien, teníamos que tenerlo todo muy bien preparado. Cómo estabas siempre presente, siempre disponible, siempre en la puerta dispuesto a acoger.
El domingo fue bonito, emotivo, entrañable, escuchar cómo otros compartían con todos los presentes lo que habías sido para ellos, compañero, amigo, hermano, acompañante… y seguro que quedaron muchas palabras en el tintero, muchas anécdotas sin explicar, pero quedó claro cómo siempre fuiste testigo de Cristo.
Teresa Baqueró
Si queréis más información e imágenes del acto, podéis leer el artículo de Cataluña Religión clicando en este botón:
