La danza contemplativa es una forma de rezar utilizando todo el cuerpo. La música nos acompaña, nos ayuda a centrarnos en la melodía, a dejarnos llevar, y los movimientos, pausados, repetidos, dulces, nos ayudan a poner énfasis en aquello que queremos expresar. Es una oración que fluye desde el interior al ritmo de unos compases que se van repitiendo como un mantra.
El sábado 30 de abril, Dolors Parellada nos hizo un taller de Danza Contemplativa, nos enseñó algunas coreografías y el sentido que tenía cada uno de los movimientos dentro de las músicas correspondientes.
Empezamos con una oración de acción de gracias por la Tierra, girando en corro, levantando los brazos y los ojos al Padre Creador, cogiéndonos y balanceándonos, sintiéndonos hermanos de toda la humanidad. Continuamos con una danza de bendición, haciendo presentes a la Tierra, al otro, a todos los pueblos y a nuestro propio corazón. Mientras las aprendíamos estábamos pendientes de los movimientos, de los gestos, de los errores, pero poco a poco, repitiéndolas, se iban convirtiendo más en experiencia espiritual, en una vivencia de fe, y como nos fue haciendo notar Dolors, en el silencio, una vez acabada la música, en un momento de presencia real del Señor.
Hicimos algunas más. Una consistía sencillamente en balancearse, cogidos en corro muy juntos, con los ojos cerrados, para sentirnos balanceados por el Padre-Madre que nos ama y nos abraza. Otra era una oración de invocación del Espíritu Santo, pidiendo que nos llene y nos transforme desde el pensamiento, la palabra, el corazón, que nuestro cuerpo se convierta en templo del Espíritu Santo y nos lleve hacia los demás, para hacerlos llegar sus frutos. Otra para prepararnos para recibir el Perdón… Y habríamos seguido haciendo más, pero se hizo la hora de terminar para preparar la misa familiar.
Estamos seguros de que repetiremos la experiencia porque vale la pena. Y aprovecharemos lo que hemos aprendido para la catequesis y para la comunidad que ya se ha iniciado en la Misa del Gallo y en la celebración del Viernes Santo, y tenemos la sensación de que con una buena acogida.
Teresa Baqueró
