La idea surgió y fue tomando forma cuando el mosén lo anunció al final de la celebración. Maite, mi mujer, ya había participado hacía unos 20 años. Yo tenía curiosidad por experimentarlo, primero como reto personal para afrontar los 52 quilómetros del trayecto y, también, para encontrar y experimentar el sentido de la Romería más allá de la distancia física que había que recorrer.
Al escribir estas palabras y desde la perspectiva de los días que han transcurrido desde que conseguimos terminar la Romería, puedo decir que es una experiencia muy gratificante más allá de lo que representa superar el recorrido. La compañía, el hecho de compartir camino en comunidad con gente que mayoritariamente no conocía, de ir creando un vínculo que une, de ir haciendo comunidad juntos y también de tener tiempo para reflexionar uno mismo, es lo verdaderamente importante. Momentos de plegaria durante el peregrinaje que nos une a Jesús.
Es muy gratificante ver cómo todos juntos alcanzamos la cumbre, llegamos juntos al Monasterio de Montserrat donde nos espera una taza de caldo muy caliente, preparado por los miembros de la Comunidad que nos esperan y nos felicitan por el camino hecho. Tengo muchas ganas de quitarme las botas de caminar y darme una buena ducha. Descansar del esfuerzo físico y una cena ligera porque después del esfuerzo hay poca hambre.
Terminamos el día con una vigilia de oración en la Basílica, un espacio magnífico y majestuoso que nos invita a la reflexión y a la experiencia de la fe, encaminados a reflexionar sobre el verdadero sentido del peregrinaje, de caminar juntos, donde lo que importa es llegar juntos, no solo yo. Vamos a descansar, ya que las piernas y los pies del peregrino necesitan recuperarse y mañana nos espera otro día.
A las 9:15h del domingo nos reencontramos en la Basílica los que subimos a pie y muchos otros miembros de la arciprestazgo que han llegado esta mañana para celebrar la eucaristía juntos, ha costado un poco levantarse, pero nos hemos puesto en marcha para compartir la eucaristía dominical. Hoy hemos cambiado la parroquia por el arciprestazgo, donde las diferentes parroquias hemos vivido unos momentos de plegaria conjunta.
Nos quedamos con ganas de escuchar el Virolai. Es imposible acceder nuevamente a la Basílica, ya volveremos otro día.
En el ámbito familiar hemos echado de menos alguna actividad más infantil. Es verdad que no había muchos niños, quizá un reto para el año que viene puede ser animarlos y hacer que las familias participen más en la Romería.
La comida de germanor, un poco deslucida por el tema de la pandemia, pero sí que daba gozo ver tantas mesas de personas del mismo arciprestazgo.
Antes de dar por finalizada la Romería, hicimos una pequeña plegaria, donde dimos gracias a la Virgen María, simbólicamente pasamos el bastón del peregrino (quedó a Barcelona) en la parroquia del Pare Manyanet y, por último, la Capella Gramalla nos interpretó unos villancicos.
Nos despedimos todos juntos cantando “L´hora dels adéus” y haciendo la foto que cierra la 41ª Romería a Montserrat.
Dos días después de haber completado el camino ya me empecé a plantear volver el año próximo. Desde estas líneas, quiero agradecer a la organización, tanto a la logística-transporte, a los guías que nos ayudaron a llegar al destino según lo previsto, también a los compañeros de Romería, pues sin ellos no se podría hablar de romería, y cómo no… Nunca podré agradecer a Maite, mi mujer, y a Aina, mi hija, que me propusieran y animaran desde el principio para vivir esta experiencia y prepararan toda la organización y logística personal y familiar para hacerla posible.
¡Nos vemos de nuevo el año que viene caminando juntos!
Familia Germà Carretero
Os dejamos aquí los documentos de las Ofrendas-Plegarias, del Comiat i de la Vigilia de Oración, además de algunas imágenes.
