Estimada Comunidad cristiana de la Parroquia de Sant Andreu, hace ya unos días que estamos viviendo una situación incómoda al no poder hacer uso de nuestra iglesia parroquial.
Como es sabido, nuestro templo de gran tamaño sufre diferentes patologías debido a múltiples factores. Últimamente se habían puesto más de manifiesto, de nuevo, en la cúpula y en algunas paredes interiores de la propia nave de la iglesia. Por eso se tomó la decisión de hacer un estudio exhaustivo del estado general del edificio y las consecuencias que esto podía tener a nivel de seguridad. Este estudio lo han realizado varios técnicos y profesionales a lo largo de estos días en los que el templo ha estado cerrado.
Una primera valoración del estudio ya nos permite avanzar que hay unas zonas más afectadas y otras menos. Por eso iremos recuperando la utilización de la iglesia para el culto en diversas fases, progresivamente. En una primera fase, creemos que podremos celebrar de nuevo la Eucaristía a principios de noviembre, en un espacio limitado de la nave central del templo, habiendo instalado algunas medidas de protección y seguridad.
En fases progresivas iremos recuperando más espacio, a medida que se vayan realizando los trabajos de restauración necesarios. Esto será un proceso largo y no sencillo, lo que nos pedirá por parte de todos tener paciencia, comprensión y colaboración. Queremos a nuestra iglesia de Sant Andreu de Palomar, pero debemos ser conscientes de que su mantenimiento, por sus características y su volumen, es complejo y caro; a nadie se le escapa. En esta tarea de mantenimiento y preservación intervenimos además diversas entidades: la parroquia, el Arzobispado de Barcelona y diversas administraciones públicas; así como la simpatía y el acompañamiento de muchas entidades cívicas y culturales de nuestro pueblo de Sant Andreu.
Hará falta buena voluntad y comprensión por parte de todos, de los usuarios más fijos y de los que lo son de forma más puntual; y será necesario que ayudemos a comprender la situación y las condiciones a aquellos que les cuesta más entender o aceptar.
Finalmente, nos hará bien tener presente lo que ya nos dice san Pedro en su primera carta, y que nosotros nos lo hemos ido recordando estos días que hemos tenido que celebrar la misa fuera de la parroquia (en la Escola Fedac Sant Andreu, a la que le agradecemos su acogida y disponibilidad): que somos nosotros las “piedras vivas” que formamos la Iglesia, “edificados como templo del Espíritu”. Somos el Pueblo de Dios en marcha, siempre itinerante, siempre en camino, buscando la presencia del Dios que nos ama en medio de las diversas circunstancias de la vida. Somos “peregrinos de esperanza”, como nos recordará el lema del Año Jubilar 2025. Que no falte, pues, ese sentido profundo de esperanza y de fraternidad entre nosotros. som nosaltres les “pedres vives” que formem l’Església, “edificats com a temple de l’Esperit”. Som el Poble de Déu en marxa, sempre itinerant, sempre en camí, cercant la presència del Déu que ens estima enmig de les diverses circumstàncies de la vida. Som “pelegrins d’esperança”, com ens recordarà el lema de l’Any Jubilar 2025. Que no ens manqui, doncs, aquest sentit profund d’esperança i de fraternitat entre nosaltres.
