Este lunes de Pentecostés participé a la eucaristía en pequeña comunidad en la parroquia. Es una experiencia que he podido vivir, en dos ocasiones más, este curso y que recomiendo por diferentes razones:
- Celebramos la eucaristía de manera participativa puesto que el número de personas es menor que en una celebración habitual.
- La disposición (en círculo) y el espacio (la sala gótica) también predisponen a sentirnos más próximos los unos de los otros.
- Iniciar la celebración con una danza, también ha sido una manera de conectar el cuerpo y el corazón con la celebración de Pentecostés.
- El evangelio lo reflexionamos, en grupo o de manera individual, a partir de unas preguntas que nos ayudan a ir más a fondo.
- Las plegarias, preparadas como siempre, pero también con la posibilidad de formular en voz alta para compartir.
- Los cantos, elegidos con cuidado y acompañados por instrumentos y voces que ayudan mucho a vivir la fe con sentido.
- Los momentos de silencio y de oración…
Todos estos elementos vividos y compartidos de este modo nos hacen sentir una comunidad próxima, sencilla, diversa y rica por todo el que vivimos cada cual de nosotros y la fe que nos sostiene en el trabajo por el Reino de Dios.
Esperamos que el próximo curso podamos seguir disfrutando de esta iniciativa que desde el equipo de Liturgia preparen tan bien, y que esta pequeña comunidad se pueda ir ensanchando. ¡Todo el mundo está invitado!
Carme Calzada
