Este sábado, durante toda la mañana y parte de la tarde, hemos vivido en la parroquia una jornada de voluntariado.
Unos cuantos voluntarios de diferentes grupos parroquiales y de la comunidad hemos estado acabando el retoque que empezó el obispado este verano. Se habían reparado las humedades y las partes más afectadas por goteras que habíamos tenido en diferentes ocasiones. La sacristía, la entrada y la parte de la sala grande estaban hechas, pero era necesario pintar, también, el resto de las paredes de la sala grande, la sala pequeña y el pasillo. Todo esto se ha podido realizar ahora gracias a los voluntarios bajo la dirección de Ernesto.
También se han formado otros grupos de trabajo, sobre todo voluntarios más jóvenes, que se han deshecho de trastos que estaban acumulados detrás del altar antiguo, dejando este espacio más ordenado, y un tercer grupo que ha trabajado en la escalera del campanario y del coro, donde se ha instalado una iluminación nueva con focos de leds. Y finalmente, un pequeño grupo de señoras han estado haciendo la limpieza en profundidad de algunas cosas que la necesitaban.
Para agradecer el trabajo de todos los voluntarios que hemos estado trabajando durante la mañana, la parroquia nos ha ofrecido una comida sencilla, pero de la que hemos podido disfrutar mucho, en la zona del parquing, al aire libre.
Cuidar y arreglar los espacios comunes de la parroquia nos ha permitido sentirla más nuestra, de todos, y por tanto, espacios como esta jornada de voluntariado ayudan a que ¡hagamos comunidad y nos sintamos familia!
Joan Anton Vilaseca
